28 de noviembre de 2007

Miercoles

28 de noviembre de 2007
Todo da vueltas, tú incluido, intentas tomarte de tu lámpara de escritorio pero tus dedos se resbalan como si fuera plástico brillante, sientes la capa caliente de luz que recorre el interior del tubo y te preguntas sobre el día que te está cayendo encima, con sus primeras nubes y un sol que se agazapa, la pregunta sigue ahí ¿ya hemos llegado? Pero nadie te responde, solo queda el silencio que sale de las coladeras mientras los perros ladran , observas la cortina de luz caer sobre tus manos y te das cuenta que ya no son las mismas con las que tocaste por primera vez. Quizá algo de verdad ha cambiado, el tono en que ladra el perro o la calidez de la punta de tus dedos, te gustaría recorrer plástico nuevo otra vez, como si todo dependiera de ello y al mismo tiempo nada, podría ser que ahí, en medio de todo el manglar de partículas en el aire, se encuentre la honestidad que hace tanto tiempo necesitas y buscas.

21 de noviembre de 2007

Segmento

21 de noviembre de 2007
¿Por qué empeñarse en escribir con tanta conciencia encima de nosotros? Puedo permear todo este dolor y seguir adelante cuantas veces sea necesario, a pesar de ello, seguiré preguntándome donde estuvo el error en la ecuación, en que momento bajé las escaleras debiendo subir, el norte y el sur resultan confusos cuando tienes la periferia atravesada por una bala de corcho. ¿Hay alguien aquí?

15 de noviembre de 2007

What if?

15 de noviembre de 2007
Que pasaría si la historia concluyera y entonces tú, lector avispado, te encontraras ante la disyuntiva de releer para ver si has olvidado algo o de plano pasar a otro texto. ¿No sentirías una pequeña punzada en tus párpados? ¿Qué haces con esa sensación de traición que nos ocurre al terminar? Vaya pues con Dios, querido lector, que la historia no concluye, ni ahora ni nunca, ni siquiera por error, ventura o azar.