23 de noviembre de 2008

Fear

23 de noviembre de 2008

Me asusta la gente que dice

todo va a estar bien.

Como si pudiera ignorarse

el aroma a cemento y metal

que sustituye la filigrana del campo,

el aroma tostado del pasto mojado,

la fragilidad de las alas de un pájaro

que deglute y comprende

el tiempo que está por venir.

Me asusta que no vean,

que no sientan la pólvora

que desgarra el velo del hombre o

la resequedad que en los labios

deja este polvo negro y letal.

Son ciegos o torpes,

gente de mentes grandes

y sueños pequeños,

que no hablan dormidos

a menos que el peso brutal de la conciencia

los arroje desde la tranquilidad

hasta el miedo.

Quizá por eso tienen su fe

y su dios de hombre,

que no tiene opinión sobre la muerte

en el pistilo de las flores o

en las venas de los árboles,

porque es un dios hombre

que siempre dice

que todo va a estar bien,

y cerrar así el círculo,

desde donde ahora

nos miramos unos a otros,

como animales enjaulados

que tienen vestigios,

en sus versos,

de lo que fue la libertad.

A veces los imagino

recordando cuándo

no había prisas por construir

cuevas inversas por encima de la tierra,

ni estatuas a sus egos complejos

y dejan de darme miedo

estos hombres

que en su bienestar contemplan

la muerte de un verbo tan puro y encarnado

que ya no saben donde enterrar.


En su paz,

pobre gente, pobrecitos.