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7 de enero de 2009

Metro

7 de enero de 2009

En el metro somos como

pequeñas marcas en un mapa sideral,

a veces, un guiño vuela de un asiento al otro

y se reparten silencios entre las estatuas

que fungen como espectadores,

una risa interrumpe la sinfonía

que componen los frenos y los rieles,

las sed nos desmorona y nos compone

y entonces sentimos de verdad

el amor del padre que sume a su hijo

en un regazo tan formidable,

que acrecenta la soledad de los parados...

alguien dice que la muerte acompaña al viajero

como la suerte abandona al casado,

así la suerte nos deja a todos,

avanzando ciegamente por el túnel.

¡Que amable resulta esta danza!

¡Que perfectos son los pasos

que damos y no sirven para llegar a ninguna parte!

Aquí abajo, la utopía se concreta,

a veces un insulto se acrecenta

y toma el matiz de un verso,

entonces la respiración nos arrulla

y miramos el tiempo

o los rostros

con un sentido desesperado

de urgencia,

la textura del momento

nos cubre como si fuera un manto.

El niño en el regazo de su padre despierta

y se rompen los guiños que se han

estado entrelazando,

la luz nos presenta,

como si se tratara de la muerte,

la última estación en el camino.

28 de diciembre de 2008

Nocturno

28 de diciembre de 2008

Caer

por el exhabrupto del tiempo

un hoyo en la noche

que se muerde la cola

serpiente que ha perdido sus escamas

por tallarse contra el tronco

de un árbol de piedra

Viviremos de la savia

y de los movimientos estelares

nos haremos refugio entre los espacios

atómicos de fragancias amargas

que se tienden por el hilo negro

con que se teje la vida.

Un número se contrae

se convierte en música

en un ritmo negro y púrpura

como el manto de la aurora

que nos protege de los cíclopes

y de las quimeras

¡No deje la hora que me muera

sin haber vivido de ti!

Sin haber encontrado el punto

donde todo implota

y se expande

como si fuera otro universo

otro nombre secreto

una forma más de exhalar

el azufre verde de los parques

que aparecen en las horas nonas.

Por ahora mi muerte se desliza

por debajo de la puerta

y me mira con tanto silencio

que ocupa mi transformación

aleatoria

para hacerse una navaja

que corte las promesas

que se hacen desde la madera

y se convierten en polvo.

Esta noche todo se me oculta

y no puedo hacer más que intentar

desnudarme de las cenizas

que cubren mi cuerpo.

12 de diciembre de 2008

Volante

12 de diciembre de 2008
Vuela
siente la luz en tus hombros,
deja que el pasto traspase tus dedos
que los zapatos se encajen
siente el cuero de la pelota en tus pasos.

Vuela, lateral, vuela
olvida la ley de gravedad,
la fricción y los compuestos
que rodean el movimiento
y definen la inercia,
vuela, carajo, vuela
recuerda que solo importa ganar.

Desde la esquina
y con la vista enclavada en el área
el vuelvo por fin se detiene,
la pausa se escucha
entre los gimoteos de la gente,
empalma
deja fluir tu rodilla,
empalma
y que por un momento
la grandeza te roce las mejillas.

Has dejado el vuelo
pero miras por encima el esférico
que señala a todos los que se quedan,
quietos, como si la muerte
alcanzara a repartirse
entre las veintidos bestias
que ensucian el campo.

En tu respiración
se siente el movimiento del pasto,
los gritos en las gradas,
la mirada del cancerbero,
en tu respiración suspendida
se siente el vuelo
de un balón que revienta
la memoria y se hace
un punto de partida.

Gol.

23 de noviembre de 2008

Fear

23 de noviembre de 2008

Me asusta la gente que dice

todo va a estar bien.

Como si pudiera ignorarse

el aroma a cemento y metal

que sustituye la filigrana del campo,

el aroma tostado del pasto mojado,

la fragilidad de las alas de un pájaro

que deglute y comprende

el tiempo que está por venir.

Me asusta que no vean,

que no sientan la pólvora

que desgarra el velo del hombre o

la resequedad que en los labios

deja este polvo negro y letal.

Son ciegos o torpes,

gente de mentes grandes

y sueños pequeños,

que no hablan dormidos

a menos que el peso brutal de la conciencia

los arroje desde la tranquilidad

hasta el miedo.

Quizá por eso tienen su fe

y su dios de hombre,

que no tiene opinión sobre la muerte

en el pistilo de las flores o

en las venas de los árboles,

porque es un dios hombre

que siempre dice

que todo va a estar bien,

y cerrar así el círculo,

desde donde ahora

nos miramos unos a otros,

como animales enjaulados

que tienen vestigios,

en sus versos,

de lo que fue la libertad.

A veces los imagino

recordando cuándo

no había prisas por construir

cuevas inversas por encima de la tierra,

ni estatuas a sus egos complejos

y dejan de darme miedo

estos hombres

que en su bienestar contemplan

la muerte de un verbo tan puro y encarnado

que ya no saben donde enterrar.


En su paz,

pobre gente, pobrecitos.

12 de noviembre de 2008

Sueño

12 de noviembre de 2008

En mi sueño hay una autopista de mármol,

un templo que se torna violeta

cuándo pega el sol

y una canción que sirve

para los desamparados.

En mi sueño hay un lago de sangre

que inunda los valles

y las casas de los enanos,

una luz que pega de frente

cuándo se quiere tanto,

como yo te quise a ti.

En mi sueño los fusiles escupen versos

y las bombas dejan huecos

donde cabe la mano de un niño

y la voz de un viejo.

En mi sueño la gente no duerme

porque si duerme la piel se pone verde

y se enraízan en sus piernas

bugambilias venenosas.

En mi sueño hay lugar

para Elektra y Eurípides,

los padres del morbo,

los auténticos pilares de la antigüedad.

En mi sueño los poetas

violan la ley de gravedad y flotan

por encima de las fosas sépticas

y los rellenos sanitarios:

son las alas del deseo,

las fugaces voces de tu ensueño,

son la arena del hombre que baja

de las estrellas y te pone a dormir.

En mi sueño las calles están vivas

y cuentan historias de pasos dados

hacía ningún lugar, hacía ninguna parte.

En mi sueño la gente no tiene donde vivir

ni donde morir,

por eso caminan todo el día

y cumplen con sus labores,

cuándo sueño a la gente

tiene manos grandes y pulmones pequeños,

por eso susurran y manotean

y no gritan ni acarician.

Porque este sueño de autopistas y soles

y un mármol violeta

que refleja los dedos de mis pies,

solo sirve cuándo duermo volando

entre fragmentos de los sueños

que tienen los poetas

cuándo creen que van a morir.

24 de octubre de 2008

Las horas

24 de octubre de 2008
El templo de las horas
se derrumba,
invierte sus entrañas,
yergue su cúpula,
observo paciente sus destellos,
son oro en el negro,
me ciegan.

Y en esta ceguera
comprendo,
el mareo que produce
la embriaguez del pensamiento,
la multiplicidad de las imágenes,
la tensión del baile
que presentan
ante mis ojos,
dos cuerpos desnudos.

El templo de las horas
implota,
tiembla hasta llegar
a las últimas consecuencias,
las que significan
féretro y podedumbre,
donde mi ceguera será
sólo otro pretexto
que los gusanos ignoran,
mientras devoran,
mi pobre poesía.

5 de abril de 2008

Vertical

5 de abril de 2008
Con Roberto Juarroz me ocurren cosas que a veces no entiendo, quizá ahí reside su concepto de la posición poética. Podría pensar que sus movimientos son paulatinos pero a la vez precisos, como el bisturí de un cirujano. Nada más vertical que la sangre. Juarroz me hace pensar en la poesía como una cascada de tinta, una trasgresión única al lenguaje dentro del sentido mismo y único. Con Roberto descubres que caer no siempre es un acto vertical.


Poesía Vertical IV

Si conociéramos el punto
donde va a romperse algo,
donde se cortará el hilo de los besos,
donde una mirada dejará de encontrarse con otra mirada,
donde el corazón saltará hacia otro sitio,
podríamos poner otro punto sobre ese punto
o por lo menos acompañarlo al romperse.

Si conociéramos el punto
donde algo va a fundirse con algo,
donde el desierto se encontrará con la lluvia,
donde el abrazo se tocará con la vida,
donde mi muerte se aproximara a la tuya,
podríamos desenvolver ese punto como una serpentina
o por lo menos cantarlo hasta morirnos.

Si conociéramos el punto
donde algo será siempre ese algo,
donde el hueso no olvidará a la carne,
donde la fuente es madre de otra fuente,
donde el pasado nunca será pasado,
podríamos dejar sólo ese punto y borrar todos los otros
o guardarlo por lo menos en un lugar más seguro.

(A Laura)

Roberto Juarroz