24 de octubre de 2008

Las horas

24 de octubre de 2008
El templo de las horas
se derrumba,
invierte sus entrañas,
yergue su cúpula,
observo paciente sus destellos,
son oro en el negro,
me ciegan.

Y en esta ceguera
comprendo,
el mareo que produce
la embriaguez del pensamiento,
la multiplicidad de las imágenes,
la tensión del baile
que presentan
ante mis ojos,
dos cuerpos desnudos.

El templo de las horas
implota,
tiembla hasta llegar
a las últimas consecuencias,
las que significan
féretro y podedumbre,
donde mi ceguera será
sólo otro pretexto
que los gusanos ignoran,
mientras devoran,
mi pobre poesía.