Muerto de muerte
alcanzas la aurora
con tus ramas podridas
e intentas prenderte
fuego en la noche
y ser la estrella
que no cae del manto
pero se muere en el polvo
y hace de tí
un arlequín enfadado
que resopla verbos
obtusos de cuerpo
redondos y músculo vaginal.
Arderás minúsculo
debajo de las uñas de un claro lunar,
excitarás con tu paso
la hora que asombra
a los niños que miran
de lejos tu carne
llorando el olvido
que de ella haces
al apretar el paso
y hurgar en la sal.
Pregúntales de tu nombre
y del hombre que fuiste
cuando morías por la guerra
y gritabas palabras
humeantes como metralla
mojada por la boca
frustrada de una puta de bar.
Carne podrida
serás a partir de la aurora
un gusano que busca
su historia
en los huecos orales
de un perro que muere
a la orilla del mar.
22 de abril de 2008
20 de abril de 2008
Crueldad
20 de abril de 2008
Creo que en la más profunda de las dulzuras anida la más cruel de las violencias.
14 de abril de 2008
Bis
14 de abril de 2008
Se fuga mi tiempo
en nuestra incipiente derrota
pero mi mano se dobla
y la miel se contiene
entre los miles de palabras
que nos confunden
con otros
que se visten de cuerpos
que se acercan al sol
sin importarles que lloren
las alas de cera
que usan los muertos
cuando vuela el amor
y se adentra en la tierra...
mañana llorarás por nostros
si es que te atreves
a cercenar el manto
de hilo que envuelve
mis horas ausentes
si no estoy contigo...
quizá aún vuelo
entre llamas fugaces
y soles que mueren
en el ocaso de un martes
donde mis dedos comprimen
un verso excedente
que rebosa en el blanco
mantel de tus ojos
que llueven ahora
pero no se me acercan...
le temes a mi voz
que resuena en los muros
de tu palacio vacío
que se derrumba a destiempo
mientras tus brazos comprenden
qué me estoy perdiendo
en el humo que sube
y se mete en la luz
que emiten tus piernas
desnudas de noche
blancas alfombras
donde me duermo llorando
por este tiempo perdido
cuando no estoy contigo
madlita la hora
maldita mi mano
que no te toca por bocas
que se envuelven en trucos
de mago de calle
actuando en el vilo
de una premonición
donde bailas vestida...
no cómo ahora
que revientas mi vista
contra tus senos pequeños
erguidos y ocultos
que contemplan el todo
que yo soy contigo
volando esta noche
que me como mis labios
con fuerza y horror
a tu despedida...
perdida en las horas
has vuelto conmigo.
en nuestra incipiente derrota
pero mi mano se dobla
y la miel se contiene
entre los miles de palabras
que nos confunden
con otros
que se visten de cuerpos
que se acercan al sol
sin importarles que lloren
las alas de cera
que usan los muertos
cuando vuela el amor
y se adentra en la tierra...
mañana llorarás por nostros
si es que te atreves
a cercenar el manto
de hilo que envuelve
mis horas ausentes
si no estoy contigo...
quizá aún vuelo
entre llamas fugaces
y soles que mueren
en el ocaso de un martes
donde mis dedos comprimen
un verso excedente
que rebosa en el blanco
mantel de tus ojos
que llueven ahora
pero no se me acercan...
le temes a mi voz
que resuena en los muros
de tu palacio vacío
que se derrumba a destiempo
mientras tus brazos comprenden
qué me estoy perdiendo
en el humo que sube
y se mete en la luz
que emiten tus piernas
desnudas de noche
blancas alfombras
donde me duermo llorando
por este tiempo perdido
cuando no estoy contigo
madlita la hora
maldita mi mano
que no te toca por bocas
que se envuelven en trucos
de mago de calle
actuando en el vilo
de una premonición
donde bailas vestida...
no cómo ahora
que revientas mi vista
contra tus senos pequeños
erguidos y ocultos
que contemplan el todo
que yo soy contigo
volando esta noche
que me como mis labios
con fuerza y horror
a tu despedida...
perdida en las horas
has vuelto conmigo.
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Curva de aprendizaje
11 de abril de 2008
Hablemos
11 de abril de 2008
Cada vez es más difícil hablar de libros, literatura, escribir, leer. La gente parece tomar estos temas demasiado en serio, como si existiera una distancia infranqueable entre el objeto de la lectura y el partido de fútbol, entre el bar de anoche y el libro de anoche. Hablar sobre lo que leemos, escribimos, debe ser un acto de gran naturalidad y cotidianeidad. Elevar el discurso hacía la cultura y el acto de ser culto es un desperdicio de ideas, retroalimentación, profundidad. Normalmente no encuentro interlocutores interesados en llevar el libro a las mesas de café, parece que en cuanto se menciona una idea apasionante pero nacida de una hoja de papel todo en la conversación se vuelve un poco artificial y la gente se pone a pensar mucho más de lo que es necesario. Leer es un acto natural como comer, cagar, embriagarse, aunque pueda leerse mientras se está en la mesa, en el baño o con el vaso en la mano. Hablar de literatura es algo tan simple como hablar de perros o del clima, son nuestros pequeños criterios los que embarran la conversación de ejercicio intelectual.
6 de abril de 2008
Hora Cero
6 de abril de 2008
Hay una hora del día,
en que todo tiene forma definida
y yo me preocupo tanto por ti
que mis manos se contraen
sobre la mesa
y mis piernas tiemblan
como lápices sin punta.
A esa hora
en que la luz se difumina
y los árboles se acercan
a mirarme que te pienso
todo se dilata
y te olvido.
Podría construir ahora mismo
con un ramo de centellas
una linea que se alargue
desde el marco de tus ojos
hasta el sur de mis pestañas.
Pero es la hora de ya no ver
más allá de mis narices
necesito un hálito de luz
que te traiga hasta mi entonces.
en que todo tiene forma definida
y yo me preocupo tanto por ti
que mis manos se contraen
sobre la mesa
y mis piernas tiemblan
como lápices sin punta.
A esa hora
en que la luz se difumina
y los árboles se acercan
a mirarme que te pienso
todo se dilata
y te olvido.
Podría construir ahora mismo
con un ramo de centellas
una linea que se alargue
desde el marco de tus ojos
hasta el sur de mis pestañas.
Pero es la hora de ya no ver
más allá de mis narices
necesito un hálito de luz
que te traiga hasta mi entonces.
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Curva de aprendizaje
5 de abril de 2008
Vertical
5 de abril de 2008
Con Roberto Juarroz me ocurren cosas que a veces no entiendo, quizá ahí reside su concepto de la posición poética. Podría pensar que sus movimientos son paulatinos pero a la vez precisos, como el bisturí de un cirujano. Nada más vertical que la sangre. Juarroz me hace pensar en la poesía como una cascada de tinta, una trasgresión única al lenguaje dentro del sentido mismo y único. Con Roberto descubres que caer no siempre es un acto vertical.
Poesía Vertical IV
Poesía Vertical IV
Si conociéramos el punto donde va a romperse algo, donde se cortará el hilo de los besos, donde una mirada dejará de encontrarse con otra mirada, donde el corazón saltará hacia otro sitio, podríamos poner otro punto sobre ese punto o por lo menos acompañarlo al romperse. Si conociéramos el punto donde algo va a fundirse con algo, donde el desierto se encontrará con la lluvia, donde el abrazo se tocará con la vida, donde mi muerte se aproximara a la tuya, podríamos desenvolver ese punto como una serpentina o por lo menos cantarlo hasta morirnos. Si conociéramos el punto donde algo será siempre ese algo, donde el hueso no olvidará a la carne, donde la fuente es madre de otra fuente, donde el pasado nunca será pasado, podríamos dejar sólo ese punto y borrar todos los otros o guardarlo por lo menos en un lugar más seguro. (A Laura) Roberto Juarroz |
1 de abril de 2008
Monodix
1 de abril de 2008
Con esta luz
todo es aparente:
la porosidad los muros,
la tensión del aire
los destellos del piso.
En mi interior,
todo se parece a mi:
insuficiente,
vertical,
impreciso.
Ausente de mis días,
carezco de fruto y flora.
todo es aparente:
la porosidad los muros,
la tensión del aire
los destellos del piso.
En mi interior,
todo se parece a mi:
insuficiente,
vertical,
impreciso.
Ausente de mis días,
carezco de fruto y flora.
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