Por escribir,
por no quedarme callado,
por guardar las apariencias
y los signos que se escupen
a la hora de la cena.
Vale la pena,
tiene que valer la pena,
decirlo más que callarlo
o ponerlo al sol
para que se seque,
tiene que hacerse y que valga,
algo para ti o para mi,
para ellos que miran silenciosos
y se truenan los dedos a la espera,
en la urgencia de algo
que para ti ya no es nada,
pero escribir,
escribir tiene que valer la pena,
como vale meterse desnudo a nadar
o comer ostras con los dedos
y sentir las cortaditas que emergen
de la vida y chorrean verbo.
Porque si no tengo razón
y este esfuerzo se dilata,
se deprime junto con la ciudad
y hacemos un enorme cráter,
entonces habrá sido en balde,
en vano,
será una estrella que se ahoga,
tendida en la orilla de un mar
que parece lodo,
polvo muerto,
insalubre para los niños que corren
o para los perros que se mueren,
y nada será seguidilla,
todo será autostop,
viajar de largo,
pasar como siempre
y mirar para otro lado,
pero ellos seguirán esperando
que algo sea significativo:
una rosa que no corte,
un papel que no se moje,
como un dolor de muelas
convertiremos el mañana
en una hora inexplicable,
donde ellos y nosotros y tú
alcanzaremos por fin el status de hombres
ya no promesas,
porque de promesas no se puede escribir
o saber, ni nada...
Quisiera meterme en mi,
para esconderme y encontrar
por fin una palabra,
que lo diga todo
pero al mismo tiempo no haga nada.
28 de junio de 2008
5-50
Es incoherente esta clase de dolor,
este punzar natural en mi boca,
en la punta de mis ojos,
en las formas que adquiere
el humo al desplazarse por la mesa.
Es absurda esta sensación
de caer por una tubería
de romperme los dedos
contra las paredes,
intentando detenerme,
evitar la caída.
No encuentro nada en los muros,
indicacion o frase lapidaria,
que me diga que se hace
cuándo el dolor sube por el vientre
y se arremolina en la espalda.
Nadie entendería
que esta forma de doler,
está supeditada
a los versos en la boca
y lo mucho que me duele,
estar sentado y no hacer nada.
este punzar natural en mi boca,
en la punta de mis ojos,
en las formas que adquiere
el humo al desplazarse por la mesa.
Es absurda esta sensación
de caer por una tubería
de romperme los dedos
contra las paredes,
intentando detenerme,
evitar la caída.
No encuentro nada en los muros,
indicacion o frase lapidaria,
que me diga que se hace
cuándo el dolor sube por el vientre
y se arremolina en la espalda.
Nadie entendería
que esta forma de doler,
está supeditada
a los versos en la boca
y lo mucho que me duele,
estar sentado y no hacer nada.
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Curva de aprendizaje
27 de junio de 2008
4-50 Citadino
27 de junio de 2008
Cuando vuelves todo cambia,
las calles se mutilan
y se te presentan
como espirales de tiempo adormecido,
a tu paso las aceras se levantan,
como olas que revietan
en las patas de un perro
que corre poseído,
por la orilla de mis sueños.
Cuando vuelves todo es
como la luz que sale de tus ojos
y se posan en las lineas de los edificios
o en las tiendas de abarrotes.
Eres tú mi razón de esta ciudad,
eres la persecución
y el objeto de mis ganas
cuando vuelves,
tal vez por eso
todo me parece más frágil,
y vuelo como el polen
que se mueve entre las flores de ventana.
las calles se mutilan
y se te presentan
como espirales de tiempo adormecido,
a tu paso las aceras se levantan,
como olas que revietan
en las patas de un perro
que corre poseído,
por la orilla de mis sueños.
Cuando vuelves todo es
como la luz que sale de tus ojos
y se posan en las lineas de los edificios
o en las tiendas de abarrotes.
Eres tú mi razón de esta ciudad,
eres la persecución
y el objeto de mis ganas
cuando vuelves,
tal vez por eso
todo me parece más frágil,
y vuelo como el polen
que se mueve entre las flores de ventana.
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Curva de aprendizaje
3-50
Me ves venir,
resbalando por la cornisa de tus tiempos,
de tus momentos sutiles,
donde decías que querías
construir conmigo estelas
de constelaciones sin nombre.
Ahora callas,
como un cadáver paulatino,
como si la muerte se gestara
en tus entrañas
y me gustaría tener algo que decirte,
pero me enseñaste la sal que sella las bocas,
que organiza las patrañas,
que endurece las vergas
y por fin sé utilizarla.
Me ves venir y no te mueves,
procuras esconderte
bajo el velo indomable de la luz,
bajo el fermento que dejan caer
de las ventanas las señoras.
Me ves venir y no haces nada,
sabes perfectamente
que la hora de ocurrirnos no ha llegado.
resbalando por la cornisa de tus tiempos,
de tus momentos sutiles,
donde decías que querías
construir conmigo estelas
de constelaciones sin nombre.
Ahora callas,
como un cadáver paulatino,
como si la muerte se gestara
en tus entrañas
y me gustaría tener algo que decirte,
pero me enseñaste la sal que sella las bocas,
que organiza las patrañas,
que endurece las vergas
y por fin sé utilizarla.
Me ves venir y no te mueves,
procuras esconderte
bajo el velo indomable de la luz,
bajo el fermento que dejan caer
de las ventanas las señoras.
Me ves venir y no haces nada,
sabes perfectamente
que la hora de ocurrirnos no ha llegado.
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2-50 Nocturno oscurece
Serena,
la noche camina por una calle desierta,
a lo lejos un perro le ladra,
furibundo con la pata rota,
la noche siente la piedad natural
de una puta que se compadece de otra.
Por la ciudad, las similitudes se antojan,
se regodean en los rellanos,
en los portones veniales
cometen locuras inconfesables,
pero hermosas,
rodajas hermosas de verdad.
Inquieta, la noche se mutila,
con las orillas de los botes,
con los filos de las horas,
recóndita se arrastra y se desangra.
Oscurece y tu no sabes nada
de lo que pasa en el sangriento
suelo de tu alcoba,
solo miras recurrente a la ventana,
esperando que anochezca
para vestirte, salir y morirte.
la noche camina por una calle desierta,
a lo lejos un perro le ladra,
furibundo con la pata rota,
la noche siente la piedad natural
de una puta que se compadece de otra.
Por la ciudad, las similitudes se antojan,
se regodean en los rellanos,
en los portones veniales
cometen locuras inconfesables,
pero hermosas,
rodajas hermosas de verdad.
Inquieta, la noche se mutila,
con las orillas de los botes,
con los filos de las horas,
recóndita se arrastra y se desangra.
Oscurece y tu no sabes nada
de lo que pasa en el sangriento
suelo de tu alcoba,
solo miras recurrente a la ventana,
esperando que anochezca
para vestirte, salir y morirte.
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1-50
Cuándo no es suficiente,
ni el amor ni las manos,
cuando la caminata noctura cede
ante la posibilidad infinita del olvido,
y los muertos se asoman de la tumba
para burlarse de nosotros.
Cuándo la hora acude,
pero no trae nada consigo
y los niños organizan juegos
que parecen diminutas orgías,
es la hora en que te quiero,
hasta llenarme los pulmones de locura.
Perdona ahora esta intromisión,
esta delgada hoja que te extiendo,
hasta tu rama que hace eco
de una tos malcriada que no me deja...
¡cómo dueles querida mia!
ahora que ya no sé que estoy diciendo.
ni el amor ni las manos,
cuando la caminata noctura cede
ante la posibilidad infinita del olvido,
y los muertos se asoman de la tumba
para burlarse de nosotros.
Cuándo la hora acude,
pero no trae nada consigo
y los niños organizan juegos
que parecen diminutas orgías,
es la hora en que te quiero,
hasta llenarme los pulmones de locura.
Perdona ahora esta intromisión,
esta delgada hoja que te extiendo,
hasta tu rama que hace eco
de una tos malcriada que no me deja...
¡cómo dueles querida mia!
ahora que ya no sé que estoy diciendo.
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16 de junio de 2008
Nocturno pirómano.
16 de junio de 2008
17 días llevaba increpado en el bosque, la gente lo llamaba Rambo y Zapatista. Un día se subió al cerro y sin más se puso a dispararle a todo aquel que se atreviera a dar más de quince pasos a partir del gran abeto. Muchos intentaron disuadirle, trajeron a sus amigos y a uno que otro enamorado español que no entendía nada de lo que pasaba pero sin duda le parecía pintoresco. La gente dice que marco los árboles, uno por uno, con toda calma, usaba letras y adjetivos que concurrieran en juegos de palabras mucho más inteligentes que los forenses que los fotografiaron en desorden algunos años después. Nadie sabe provisiones para cuántos días llevaba, ni cuántas armas tenía a su disposición, algunos decían que simplemente estaba loco y joto, como si las dos fueran cosas que van en paquete o fueran incapaces de entender la segunda, más que la primera.
Yo creo que estaba solo y cansado, harto de pararse día con día para reproducirse a si mismo frente a los demás, por otro lado yo tampoco sé nada, cuándo yo nací ya había incenciado el bosque consigo adentro. Una señora que vende pepitas en el mercado del pueblo dice que lo escuchó gritar: Mi voz quemadura, mi bosque madura... para después sumergirse en los alaridos y el crepitar de las hojas de una noche de otoño.
Yo creo que estaba solo y cansado, harto de pararse día con día para reproducirse a si mismo frente a los demás, por otro lado yo tampoco sé nada, cuándo yo nací ya había incenciado el bosque consigo adentro. Una señora que vende pepitas en el mercado del pueblo dice que lo escuchó gritar: Mi voz quemadura, mi bosque madura... para después sumergirse en los alaridos y el crepitar de las hojas de una noche de otoño.
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Principios
3 de junio de 2008
Gorostiza ha muerto
3 de junio de 2008
José mira por la ventana y sabe que todo ha terminado, nada de lo que diga o haga será significativo en este momento. Se pone a rezar, reza por su vida que se termina, por la madre que deja sola, por el perro y los niños que juegan a tirarle piedras cuando pasa por debajo de su balcón, reza por todo aquello que nunca verá surgir de entre los escombros en que se ha convertido la ciudad. José escucha atentamente, hasta el último sonido sube y se le mete por la garganta y vibrando se le mete en el cerebro.
Toc, Toc
-¿Quién es?- pregunta José, sabiendo perfectamente la respuesta.
-Tu puta madre.
Las balas se meten por todas partes, José las siente en las entrañas, en la pierna, en el ojo, no puede ver nada. El momento ha llegado y aún le da tiempo para rezar una última vez. Antes de morir, José reza por la poesía.
Toc, Toc
-¿Quién es?- pregunta José, sabiendo perfectamente la respuesta.
-Tu puta madre.
Las balas se meten por todas partes, José las siente en las entrañas, en la pierna, en el ojo, no puede ver nada. El momento ha llegado y aún le da tiempo para rezar una última vez. Antes de morir, José reza por la poesía.
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Principios
2 de junio de 2008
Destino
2 de junio de 2008
Ayer miraba
como si el mundo fuera largo
y el tiempo se me deparara
como una inagotable espera
de eterna juventud.
Miraba y entendía
mucho menos de lo que entiendo ahora,
como si se tratara de una trampa,
segura y distante,
que se encargaría de absorberme
y dilatarme para siempre.
Nada de lo que es entonces
será ahora,
destino, cruel, destino
que juegas con mi cuerpo
y mis memorias,
habrás de condensarte en el infierno
ante el transcurrir inexorable
de las horas.
como si el mundo fuera largo
y el tiempo se me deparara
como una inagotable espera
de eterna juventud.
Miraba y entendía
mucho menos de lo que entiendo ahora,
como si se tratara de una trampa,
segura y distante,
que se encargaría de absorberme
y dilatarme para siempre.
Nada de lo que es entonces
será ahora,
destino, cruel, destino
que juegas con mi cuerpo
y mis memorias,
habrás de condensarte en el infierno
ante el transcurrir inexorable
de las horas.
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Curva de aprendizaje
1 de junio de 2008
Movimiento
1 de junio de 2008
En este momento
algo se mueve,
dilatando las pupilas,
invadiendo las cortezas,
se hace parte de ti
y de aquellos que miran arriba
ilusionados,
esperanzados de una hora mejor,
algo se mueve y no podemos,
ni debemos,
detenerlo con las puntas de los dedos,
sería absurdo,
incorporarnos de golpe al ritmo
inasible de una respiración de piedra,
tratando de parar
de golpe eso que se mueve
por la ranura de las uñas
y la culminación de las pestañas,
metálicas,
que guardan las ventanas
de los otros que vienen,
corriendo detrás,
como si se detuvieran en el tiempo
y dieran lugar
a una multitud de espasmos
que se ocurren
mientras esto que se mueve
por fin se para
y nos mira,
como si fueramos sus hijos muertos,
que abrazamos la podedumbre
de los cuerpos,
mientras llora
y silenciosa la cosa
se larga,
para ya no decirnos nada más.
algo se mueve,
dilatando las pupilas,
invadiendo las cortezas,
se hace parte de ti
y de aquellos que miran arriba
ilusionados,
esperanzados de una hora mejor,
algo se mueve y no podemos,
ni debemos,
detenerlo con las puntas de los dedos,
sería absurdo,
incorporarnos de golpe al ritmo
inasible de una respiración de piedra,
tratando de parar
de golpe eso que se mueve
por la ranura de las uñas
y la culminación de las pestañas,
metálicas,
que guardan las ventanas
de los otros que vienen,
corriendo detrás,
como si se detuvieran en el tiempo
y dieran lugar
a una multitud de espasmos
que se ocurren
mientras esto que se mueve
por fin se para
y nos mira,
como si fueramos sus hijos muertos,
que abrazamos la podedumbre
de los cuerpos,
mientras llora
y silenciosa la cosa
se larga,
para ya no decirnos nada más.
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